martes, 12 de junio de 2018

Ananké




La diosa Ananké carece de cuerpo, rostro o figura o aspecto. Nadie sabe ni siquiera si existe, pero conocemos sus efectos. Y estos son los que llamamos "la fatalidad", aquello que forzosamente sucede y no hay modo de evitarlo.
La diosa Ananké es tan poderosa que domina a todos los demás dioses, los doblega, le obedecen. Si Ananké así lo dedice, ni Zeus puede evitar lo que vaya a suceder.

Era la diosa o personificación del destino, de la necesidad, la inevitabilidad, la ineludibilidad y la compulsión en la mitología griega. Era madre de las moiras, de Éter, Caos y Erebo. Se le consideraba la contraparte de Cronos y en algunas ocasiones se le consideraba hija de éste. Estaba fuera del alcance de todo el resto de dioses, representando la fuerza del destino y guiando la rotación de los cielos.

Surgió al principio del mundo creándose a sí misma y en el mismo tiempo que Cronos. Era un ser étereo cuyos brazos abrazaban todo el mundo. Junto a Cronos rodeó al huevo primigenio y debido a la constricción de éste formaron las partes constituyentes del mundo ordenado, la tierra, el cielo y el mar. Se le adoraba principalmente en la tradición órfica.