jueves, 14 de junio de 2018

Las Moiras





Las Moiras. Si te interesa la mitología griega seguro que te encantará conocer a estas singulares mujeres, de las cuales, se decía que tenían incluso más poder que el propio Zeus. Eran tres y vestían túnicas blancas, damas oscuras poseedoras de un increíble y oscuro poder: controlar el hilo de la vida de cada mortal, desde el momento de su nacimiento hasta su muerte. Puede que no lo hayas notado, puede que nunca hayas percibido ese fino hilillo que estas viejas señoras tejen a nuestro alrededor perfilando el manto de toda nuestra existencia… mujeres melancólicas que William Shakespeare llevó al mundo del teatro a través de su espléndido “Macbeth”.

Zeus y las Moiras

Todos temen a las Moiras. Porque ¿Quién hay más poderoso que aquel que dispone en sus dedos del destino de todo mortal o inmortal? En efecto, incluso el propio Zeus estaba sujeto a sus designios, las honraba y las respetaba porque eran hijas de los dioses primordiales: Nix (la Noche) y Ananké (la Necesidad).



Si bien, y siguiendo los textos de Heródoto y Platón, se decía que aunque Zeus era quien controlaba en algunos aspectos el destino de los mortales, no era en absoluto quien tomaba la última palabra, podía honrar, recompensar y castigar, pero no tenía conocimiento del destino ni sabía cómo iban a ser sus finales. No controlaba el nacimiento ni la muerte. Esta competencia era exclusiva de las Moiras.

El poder de las Moiras y el hilo de la vida

Según la tradición griega, las Moiras solían aparecerse en la cuna de los recién nacidos al cabo de tres noches desde su nacimiento, para establecer cuál iba a ser el curso vital de dicha criatura. Originalmente y en tiempos más antiguos, estos personajes estaban asociados al nacimiento, pero con el transcurso de los años quedaron unidas a otro poder mucho más singular y relevante: dirigir el destino.



Las tres mujeres se situaban alrededor del recién nacido y empezaba a extraer ese hilo vital para tejer su presente y su futuro, el designo que iba a quedar prendido de por vida en ese nuevo ser recién llegado al mundo. Las Moiras tenían nombre y cada una disponía de una función en particular, dentro de esta importante tarea dentro del panteón griego:

Cloto, la hilandera: era la encargada de extraer la hebra de la vida de las criaturas recién llegadas al mundo, la cogía con sus largos y huesudos y lo instalaba en la rueca de su huso. Se la solía invocar en el noveno mes de gestación.
Láquesis, la que aporta la suerte: esta oscura y enjuta dama tenía una vara, y con ella, media la longitud del hilo de la vida de las personas. Realmente inquietante…
Átropos, la inexorable o la inevitable: Este nombre aterrador era debido a su importante función, la de hacer girar la rueca de la vida y cortarlo cuando fuera el momento. Ella elegía cuando hacerlo, sacando para tal terrible momento unas llamativas tijeras….

Las Moiras son inflexibles, nada puede hacerles cambiar de opinión, representan una ley y es imposible alterar esa premisa inmutable del universo, de ahí por ejemplo que ningún Dios pudiera salvar la vida de un héroe si había llegado realmente su momento. Estos personajes eran conocidos en Roma como las Parcas, teniendo en esencia las mismas características y capacidades semejantes: tejían el hilo de la vida y traían la muerte a las personas. Eran tres hermanas: una simbolizaba el nacimiento, otra, el matrimonio, y la tercera, cómo no… la muerte.